Su trabajo en el área de la investigación y la docencia -es profesora de Medicina en la Universidad de La Coruña– no ha sido óbice para que se haya mantenido junto a sus pacientes; cada caso que llega a su consulta tiene la misma importancia que el de la niña en cuyos cuidados participó hace más de tres décadas en el Hospital Puerta de Hierro, de Madrid, y que fue la primera trasplantada en España. Ha recibido varias propuestas de otros centros pero lleva años ligada al Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña (Chuac), desde que aceptó la invitación del añorado Alfonso Castro Beiras, fallecido hace tres años, quien hizo realidad su sueño de convertir el hospital coruñés en un referente de la CardiologÃa.
Hoy, Marisa Crespo está al frente de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante del Chuac, una de las más reputadas del paÃs, forma parte del Centro de Investigación Biomédica en Red Enfermedades Cardiovaculares (CiberCV) y tiene la acreditación de excelencia de la Sociedad Española de CardiologÃa. Es una defensora del trabajo en equipo y uno de esos casos extraordinarios en los que ciencia, vocación clÃnica y sensibilidad conviven sin estridencias.
PREGUNTA. ¿Qué impresión tuvo tras enterarse de la designación que se le hizo en la revista Circulation?
RESPUESTA. Fue una sorpresa. Sharon Hunt (Universidad de Stanford, EEUU), la autora del artÃculo, es la cardióloga que lleva más tiempo en un programa de trasplante cardiaco en el mundo y es una de mis mentores. De todas maneras, lo importante es el trabajo en grupo. Para que funcione un trasplante cardiaco es imprescindible que funcionen muchos servicios del hospital. Estoy muy orgullosa de mi hospital.
P. ¿Cómo llegó al Chuac?
R. Cuando estaba trabajando en Toledo, el doctor Castro Beiras me invitó a venir para que me responsabilizara del seguimiento clÃnico de los pacientes trasplantados del corazón. Alfonso era un lÃder natural, una figura insustituible, con gran capacidad de motivación. Fue muy convincente y el proyecto era ilusionante. Además, mi familia estaba en Galicia. En la actualidad, estoy muy a gusto en esta área sanitaria, en el servicio y con mis compañeros.
P. Siempre ha compatibilizado la clÃnica con la investigación.
R. Creo que es una obligación contribuir con la experiencia a lo que se necesita saber. Hacen falta buenas bases de datos, impulsar proyectos y buscar financiación para ellos. También debemos tener conocimientos, metodologÃa cientÃfica y personal de apoyo. Lo que más me preocupa es hacer las cosas mal; por eso son primordiales el estudio, la investigación y la docencia. No se puede fallar o no ofrecer al paciente la mejor posibilidad por no estar al dÃa.
P. ¿Con qué actividad disfruta más?
R. La atención clÃnica es lo que más me satisface, lo que me gusta de verdad es ver pacientes. Una persona trasplantada precisa de un cuidado especial, ya que después del trasplante empieza otra enfermedad: su nuevo corazón es un cuerpo extraño y el sistema inmune lo intenta destruir. Necesita seguimiento toda la vida: hay que detectar el rechazo cuanto antes para tratarlo, ajustar la inmunosupresión a cada paciente, y hay que hacer un seguimiento y despistaje rápido de las complicaciones.
P. ¿Se pierde la sensibilidad después de años de trayectoria?
R. Nuestra supervivencia es de casi el 90 por ciento al primer año y lo más gratificante es ver cómo el paciente mejora, la sensibilidad no se pierde nunca. Por lo mismo, lo más duro es perder a un paciente, pero reconforta cuando su familia agradece nuestro esfuerzo; a veces, en casos de este tipo nos han enviado flores a la unidad. También es angustioso esperar un órgano; sufrimos al ver a un paciente ingresado y cómo se deteriora. Cuando llega, es una alegrÃa para todos.
“La atención clÃnica es lo que más me satisface, lo que me gusta de verdad es ver pacientesâ€
P. ¿Es el corazón artificial una oportunidad en estas situaciones?
R. Es una oportunidad como puente al trasplante para que los pacientes no se deterioren tanto, al igual que para las personas en las que está contraindicado el trasplante. Nosotros tenemos varios pacientes con más de dos años y con buenos resultados. Está cumpliendo con las expectativas y se evitan ingresos, pero la calidad de vida todavÃa no es la misma.
P. Se han producido progresos importantes en insuficiencia cardiaca. ¿Se ha podido retrasar el trasplante?
R. Todo va muy rápido. Hay fármacos nuevos, desfibriladores, resincronizaciones o tratamientos percutáneos para problemas valvulares. En muchos casos se evita o se retrasa el trasplante. El 80 por ciento de las personas que nos llegan remitidas para trasplante cardiaco no tienen que ser trasplantadas en ese momento y con muchas lo evitamos. En nuestra unidad, el mayor volumen de pacientes es de insuficiencia cardiaca.
P. ¿En qué proyectos está involucrada ahora?
R. En varios, formamos parte del CiberCV, que facilita el trabajo en red, pero hay dos proyectos que me tienen muy ilusionada. Uno de ellos se denomina Interheart, en el que colaboramos con la Universidad de Edmonton (Canadá), que persigue mayor precisión en el diagnóstico del rechazo, analizando la expresión génica en las biopsias cardiacas. El segundo busca mejorar la adherencia de los pacientes con trasplante cardiaco o insuficiencia cardiaca al tratamiento farmacológico crónico. Tomar bien su medicación es esencial para su supervivencia, pero resulta difÃcil tomar cada fármaco, en la dosis correcta y en el momento preciso. Hemos diseñado un pastillero multidosis semanal para que preparen la medicación de toda la semana y puedan disponer en cada momento de la dosis indicada.
“Tenemos que conocer mejor los mecanismos fisiopatológicos del rechazo y cómo prevenirlosâ€
P. ¿Cuáles son los retos de hoy?
R. Mejorar en el diagnóstico no invasivo del rechazo cardiaco de manera que no sean necesarias las biopsias cardiacas, que seamos capaces de evaluar el grado de inmunosupresión en cada paciente, que contemos con inmunosupresores menos tóxicos y más selectivos, y que podamos evitar la enfermedad vascular del injerto. Una entidad particularmente importante es el rechazo mediado por anticuerpos, que ahora se diagnostica más, pero sobre la que existe controversia en cuanto a la prevención, diagnóstico y tratamiento. En resumen, necesitamos conocer mejor los mecanismos fisiopatológicos del rechazo y cómo prevenirlos. Finalmente, hay que avanzar en estrategias para incrementar el número de donantes.
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